Solsticio de Verano.

Era sobre la sexta o séptima luna llena del año y los frutos y las flores que florecían o germinaban durante esa noche tenían algo mágico que las hacia especiales, era como si la magia de la tierra las hiciese más curativas, especiales.

Todo lo que se recolectase durante esa noche era mágico o especial porque era algo que había surgido en un momento donde el sol era mayor en tiempo a la noche. Donde la luz era mayor que la oscuridad.

La observación del cielo había permitido conocer determinados momentos especiales y por supuesto había que celebrarlos y dar las gracias a la naturaleza por ellos.

Durante toda la noche se paseaba por los bosques y con el conocimiento de los grandes sabios, la experiencia y el apoyo de los druidas, se recolectaban todas las plantas posibles para el resto del año, estas plantas y frutos curarían enfermedades y con ellas se harían pócimas especiales

 

solsticio de veranoDesde primera hora de la mañana los celtas vivían la fiesta con ilusión, vivían la mayor luz con alegría y como no querían que terminase encendían durante la noche grandes hogueras donde danzaban, se protegían de los espíritus que rondaban y bendecían la fertilidad y el amor que decían brotaba más durante esa mágica noche.

 

Al alba todos se agrupaban y caminaban hacia donde los druidas tenían los dolmenes y allí observaban los rituales y las alabanzas a los dioses naturales y pedían grandes cosechas en los próximos meses para después aguantar bien el invierno.